Terminé
de arreglar mi cabello frente al espejo, revisé que tuviera puestos todos mis
accesorios y tras una última mirada general de mi imagen para ese día salí del
camerino. Me dirigí directamente donde el resto de la banda que ya me esperaba
para dar inicio al concierto. Como ya es mi costumbre salí sin sonreír a
escena, intentando verme sensual, realmente adoro las expresiones de mis fans
cuando me acerco a ellos, los chicos se emocionan y gritan; las chicas sonríen,
gritan, lloran, estiran los brazos hacia mi mientras gritan cuanto me aman,
gritan otras cosas también, pero su idioma es difícil y completamente
desconocido para mi así que no entiendo sus palabras, aunque por las
expresiones en sus rostros puedo deducir algunas cosas… Ahora que lo pienso me
encantaría saber que dicen, sospecho que tiene mucho que ver con sexo. Si,
amaría poder entenderlas. Y viéndolo bien, algunos chicos también se comportan
como las chicas… Sacudo mi cabeza para concentrarme, mi garganta canta de forma
automática lo que he cantado tantas otras veces pero no debo perderme de esa
forma en mis pensamientos.
Paseo
por el escenario, tomándome pequeños segundos para dar atención especial a cada
fan que puedo, discretamente poso para sus fotos, hago algún movimiento mirando
a alguien, cosas así… Cosecho muchos gritos y sonrojos de las que se dan cuenta
que estoy mirándolas y sonrío por dentro. Amo esas dulces expresiones, sé que
al menos la mitad de las chicas que están allí están enamoradas de mi. Con
muchas es un sentimiento raro.
¡Hey chicas! Podría ser su padre… Lo saben
¿Verdad?
Claro
que lo saben, pero les importa poco, a mi me importa menos, me gusta como me
miran, llevo muy poca ropa encima y de todas formas no parece suficiente para
los ojos que me comen entero mientras me muevo por el escenario.
Si, hermosas… En este momento soy todo suyo.
Veo
muchos rostros que llevaría a la cama conmigo sin pensarlo, veo otros que me
hacen querer huir y no porque sean feos, es porque me asusta la intensidad que
desprenden, puedo palpar contra mi piel sus fuertes deseos por mi en esos
momentos. Me encanta la sensación en el escenario, en la cama prefiero ser el
lobo y no la caperucita como en estos momentos en que soy una oveja entre una
manada de hambrientos lobos enloquecidos al ritmo de la batería y mi voz.
La
música me lleva, me excito con mis propios movimientos, muevo mi cadera, me
toco un poco, disfruto los ojos de deseo que me tiran las chicas, incluso
algunos chicos, así es como debe ser un maldito concierto, lleno de lagrimas,
sudor, deseo… Sexo.
Oh,
si, sexo, sexo, sexo… nadie esta mas desnudo que yo, eso es cierto, pero yo les
estoy haciendo el amor a todos, incluso a los hombres. Ésta noche, todos y cada
uno de los asistentes que se mueven frente a mi, todos, son míos. Algunos mas
que otros, pero todos. Ellos quizás no lo saben, pero yo lo sé, mientras dejan
que mi voz inunde sus mentes, los estoy tomando de forma apasionada y sensual,
alimentándome de sus energías que me robo con cada movimiento pélvico que doy
hacia ellos.
Y
justo en el momento donde mas excitado me siento y me muevo en un baile sexy
para aliviarme un poco, alcanzo a ver un teléfono de entre los muchos que el
público trae en las manos, intenta con desesperación capturar una imagen mía
ahora que estoy parado prácticamente frente a su dueña. Como siempre he hecho,
decido obsequiarle un par de segundos y la observo dejando que saque su foto
mientras me quedo quieto, pero entonces su mirada se clava en la mía y su
rostro se contrae en una expresión de vergüenza, primero pienso que es porque
yo la estaba mirando pero luego, al ver que esconde el teléfono rápidamente y
me mira con arrepentimiento, me doy cuenta que le preocupa en realidad. Me
observa con “perdón” en los ojos pero no es capaz de sostenerme la mirada mucho
tiempo, ella cree que me molesta lo que estaba haciendo. Dejar de vivir nuestro
encuentro por unos segundos para capturar mi imagen, dejar de ser mía como el
resto por un pequeño lapso para tomarme una fotografía aprovechando que estaba
cerca… Y si, me molesta, pero también me excita terriblemente ver su rostro
arrepentido, ver cuanto le importa mi reacción a pesar de que ella pagó por
verme y no me debe nada. Busco sus ojos solo por el placer de verla huir de mi
mirada, si, me estimula ser malo con ella, y mucho, porque la sangre
agolpándose en sus mejillas hace que me sienta poderoso. Ella me está dando
todo el control.
Sonrío
y comienzo un baile sensual vigilando discretamente su mirada, que mientras
ella canta, grita y salta no deja mi cuerpo, me doy cuenta que sus ojos en
realidad mas que de la banda, están pendientes de mi. Ansiosos de grabar en su
memoria cada pequeño movimiento que haga.
Así es nena… Disfrutemos
Noto
que llevo demasiado tiempo en ese lado del escenario así que camino hacia el
centro para seguir cantando mirando al público, pero mis ojos se desvían al
costado, donde siento esa intensa mirada. Desde aquí no puedo verla pero sé que
me esta observando, la siento. Y es ahí donde dejo de hacer míos a todos, ya no
les hago el amor a todos los que están ahí, sólo a ella. Mi boca se seca,
maldita sea, sé que me desea de una forma casi enferma y me acabo de dar cuenta
que… la deseo.
Te gusta verme bebe… Deja que te muestre
todo de mi entonces
…
…
…
…
El
concierto continúa de la misma forma hasta que el momento de despedirme llega,
doy una última mirada a la gente y tiro de J para hacer lo que seguro será un
caos.
-
¿Cuántos boletos VIP se vendieron? – pregunto
interesado y ansioso para maldecir cuando me dan la cantidad, demasiados para
mi plan, entonces pienso rápidamente en otra solución – detén al público, diles
que los primeros cien que entraron pasarán por un autógrafo.
-
¿Qué? – Kaz se para junto a mi con la ceja
arriba
-
No tienes que hacerlo si no quieres, yo lo haré.
-
Sabes que no me molesta, pero normalmente odias
hacer ese tipo de cosas, menos si no están planeadas.
Sonrío
encantadoramente – oh, esta mejor planeado de lo que tu piensas amigo – aseguro
y miro a J con seriedad – ve antes de que la gente se vaya – De que ella se vaya.
Me
doy prisa en cambiarme y refrescarme un poco, tengo que lucir encantador y
sexy, porque si, deseo esos sonrojos frente a mi como un maniaco. A veces creo
que si que tengo un asunto con el sado… quizás en un grado pequeño pero hay
algo en mi que disfruta ver a una chica perdida en mis encantos.
Por
suerte Kaz no es de hacer dramas ni nada, acepta mis decisiones con
tranquilidad y estuvo listo rápidamente, puedo escuchar las voces emocionadas de
las personas que se quedaron, pero debo ser discreto, muy discreto, ningún otro
fan puede darse cuenta de la estupidez que estoy a punto de hacer. Acondicionan
como pueden por la prisa una pequeña sala con dos puertas de forma que entren
por una y salgan por la otra, son sólo cien personas, será rápido. Entro y
antes de que mi amigo pase también me acerco al de seguridad que cuidará la
puerta de salida.
-
Cuando tire la botella de agua al suelo, será una señal, a la chica que esté
ahí en ese momento en lugar de sacarla por esta puerta haz que la lleven con J
– le pido lo mas amable que puedo al sentir sus ojos juzgándome desde ya,
aunque claro, ¿de qué forma tomaría cualquiera lo que acaba de escuchar? Si,
voy a aprovecharme de quien soy para jugar con una de mis fans.
¿Y? Si pudiera controlar mis impulsos no
estarías aquí parado a punto de ayudarme a hacer una de las mas grandes pendejadas
que he hecho en un tour… ¿Y de todas formas a ti que te importa?
-
Como diga señor – me responde captando mi mirada algo molesta quizás
porque desvía la suya a otra parte. Bah, como sea, no importa mientras haga
bien lo que le acabo de pedir.
Pronto
Kaz entra y nos acomodamos, el staff organiza afuera la fila de fans, entraran
uno a uno, saludo, firma y adiós, adiós a todos excepto a una. Para colmo de mi
suerte y que me sirvió muy bien de pretexto, cada fan recibió un disco al pasar
al concierto y por supuesto, pretexto dos, los primeros en entrar estuvieron
acampando durante días afuera del recinto…
Gracias chicos…
Ahora
puedo decir que sólo hice esto como agradecimiento. Cuando termine, la chica
estará con J y los deseos mas oscuros que tuve jamás en un live, estarán
satisfechos. Porque ella no va a decirme que no, ¿Verdad?.
El
primer fan entra, una chica, sonríe, me da las gracias, le doy la mano, le firmo
la portada del disco y avanza donde esta Kaz. En menos de un minuto está afuera
y hacen pasar a la siguiente. Pasa como media hora en que la rutina se repite
sin parar. Hay muchas chicas hermosas… Pero no despiertan en mi ese oscuro y
vergonzoso deseo de control y posesión. Siento una perversa diversión cuando
pienso en que la tendré para mi solo, incluso podría molestarla un poco por
sacarme fotos, si, le pediré que me las enseñe, quiero ver en mis propios ojos
el negro del deseo que se apoderó de mi en ese momento. Estoy seguro que ahora
mismo mis pupilas deben estar delatando mi estado de excitación.
Ha
pasado una buena cantidad de personas ya, eso quiere decir que ella debe estar
cerca… tiene que haber quedado dentro de las primeras cien si estaba en la
primera fila ¿no? Quizás debí preguntar. Comienzo a asustarme de pensar que
hice todo este circo en vano y ella no va a aparecer. Pero entonces…
Ella entra. Miro al de seguridad y
“accidentalmente” tiro mi botella con agua y aprovechándome un poco de la
situación la tiro donde ella tenga que levantarla por mi. Y lo hace.
Me
la entrega con los ojos ocultos detrás del flequillo y la cabeza gacha.
Vamos nena, déjame verte
Y
casi como si me hubiera leído la mente levanta el rostro para tenderme el disco
y me quedo helado. Ahí están esas rojas mejillas y esa mirada llena de deseo
por mi, se muerde el labio mientras intenta discretamente recorrerme con los
ojos, yo pretendo no darme cuenta.
Mira cuanto desees cariño…
Firmo
el disco y le tiendo la mano, le doy una buena ojeada a los anillos en sus
dedos e intento no tardar demasiado para que Kaz no se dé cuenta de nada.
Aunque no quiero soltarla debo hacerlo, le entrego el disco, me da las gracias
y una ultima mirada que me recorre entero y avanza donde mi amigo que
rápidamente le firma, la saluda y ella camina a la puerta. La mirada de mi
cómplice obligado me dice que entendió todo, me quedo tranquilo sabiendo que en
cuanto desaparezca por esa puerta con ella será para asegurarla en mi camerino.
Y entonces recuerdo que no le dije nada a J sobre esto, maldigo en voz baja y
le mando un mensaje, sólo necesita cuidar de ella unos minutos mas. No quedan
demasiados fans.
Cuando
todo termina me apresuro donde J me espera con dudas en la mirada, no puede
creer lo que estoy haciendo, lo sé, yo tampoco. Suspiro y le agradezco que se
hiciera cargo.
-
¿Dónde está?
- No
puedo creer que… como sea, debemos irnos, está en tu camerino y no deja de
preguntar al de seguridad que fue lo que hizo… Hide, ¿Porqué la hiciste llevar
allí?
-
Ah… ya sabes porque… ahora, iré a verla, se irá conmigo al hotel, avisa por
favor.
-
Bien, asegúrate que no vaya a tomarte fotos o algo cuando estés distraído,
eliminar eso de las redes es tarea imposible.
- Lo
sé – le sonrío y corro a la puerta del lugar donde sé, está ella. Asustada y
confundida probablemente, pero saber eso hace estragos en mi mente… de alguna
forma quiero torturar un poco a esta chica. Abro la puerta y la escucho
discutir con quien la mantiene vigilada, pero al voltear a ver quien ha entrado
sus ojos se agrandan, todo el color que tiene en la piel sube a sus mejillas y
el resto palidece. Veo sus labios abrirse y cerrarse, quiere decir algo, no
puede, no se atreve, dios… ¿Por qué estoy disfrutando tanto de esto? Le lanzo
una mirada a mi cómplice y el se va. Ella no se ha movido ni un respiro, me
mira como esperando que de pronto me esfume. Me desvanezca en una nube de humo.
Casi quiero reírme ahí mismo, me gusta que este rígida y que por esta vez sus
ojos no se aparten de los míos para recorrer mi figura, es obvio que esta
intentando descifrar cual es la trampa, o si soy real. Extiendo un brazo en
dirección a uno de los sillones y la invito así a sentarse. Ella mira el mueble
y de nuevo a mi y no se mueve.
-
Siéntate – le pido en lo que intento suene como un inglés mas o menos decente.
Ella lo hace de forma automática, sus ojos no sueltan los míos. Le sonrío y
entonces obtengo lo que quería, un jadeo se escapa de entre sus labios y se
lleva una mano a la boca.
Yo también te deseo cariño…
Me
siento frente a ella y voy directo al grano – te vi en el publico, ¿la foto
salió bien? – pregunto y se pone tan roja que quiero írmele encima en ese mismo
instante, asiente mirándome apenada.
- ¿por eso estoy aquí? No sabía que no podía tomar fotos – finalmente habla en un
inglés fluido pero algo afectado por el acento de su idioma natal - ¿debo
borrarlas? – pregunta rápidamente y la observo, luce asustada, obviamente
piensa que está en un problema… Y si que lo está. Pero no por esas fotos.
- oh
no, no importa, puedes quedártelas, dejé que las tomaras adrede – le guiño y me
acomodo en mi asiento disfrutando sus nervios, dios… como amo verla tan
inquieta… soy un puto diablo, debo serlo – debo ser honesto – digo sin mas, no
hay tiempo – no tengo mucho tiempo ya para estar aquí así que… ¿Quieres venir
al hotel conmigo?
Bendito
sea el milagro que me deja ver la maravillosa reacción que tiene, soy un
desgraciado, pero no puedo evitar regocijarme en como sus ojos casi salen de
sus cuencas y se queda helada, como sus manos juegan nerviosamente con sus
anillos y como sus dientes atrapan su labio mientras intenta huir de mi mirada.
Sé que podría hacer esto mas cómodo para ella pero, demonios… me estoy
divirtiendo tanto… Decido insistir un poco.
-
¿entonces?
Ella
me observa unos segundos como asegurándose que no está soñando y asiente.
¡Si!¡Te tengo nena!. Me limito a sonreír y ponerme de pié tendiéndole la mano.
Vamos cariño, tómala… déjame llevarte a
conocer un dulce lugar.
Ante
las miradas de extrañeza de mi Staff y mis compañeros y amigos camino con ella
de la mano hacia la camioneta y subimos al asiento trasero, sin pensarlo rodeo
sus hombros con un brazo y la pego un poco a mi, de inmediato siento como se
pone rígida y como su piel se calienta por el que es un encantador rubor que
comienzo a adorar. Sus nervios crecen conforme los demás suben y la miran con
curiosidad, yo sonrío satisfecho. En fin, “travesura realizada”, ya tenía lo
que quería. Ella iba sentada a mi lado.
En
cuanto llegamos al hotel y bajamos tiré de su mano por el pasillo sin decirles
ni adiós a los chicos, ella me seguía obedientemente mirando con curiosidad y
sorpresa todo el lujo que nos rodeaba en esos momentos.
Bienvenida a mi mundo nena, no te asustes
que yo me encargaré de que te guste…
Llegamos
a mi habitación y la hago pasar, ella camina tímidamente al interior y se gira
para mirarme mientras cerraba y me acercaba para sentarme en la esquina de la
cama y sonreírle.
-
¿Qué tan bien dirías que me conoces?¿Puedes adivinar porque te traje aquí? –
cuestioné y ella asintió desviando la mirada.
- El
sexo con pies… - susurró dejándome callado ante semejante ocurrencia, mis fans
siempre tenían algo creativo que decirme – pero había chicas mucho mas guapas
que yo ahí – me miró confundida - ¿por qué?
Suspiré
y sonreí malvadamente negando – ellas no sacaron a mi demonio interno, me enojó
atraparte tomándome esa foto, pero también me encendiste cuando pusiste esa
cara de culpa, el deseo de torturarte un poco se apoderó de mi…
-¿Torturarme?
– sus ojos se abrieron y me miraron sorprendidos haciéndome reír, en verdad
disfruto como no puedo explicar viéndola tan incómoda.
-
Si… tenías que haber estado cantando conmigo, y en cambio tus ojos estaban en
la pantalla – me puse de pié y camine hacia ella empujándola suavemente hasta
pegarla a la pared y mirarla fijamente – así que mírame bien ahora, soy mejor
que la maldita foto – dije mientras mis manos iban abriendo los botones de su
blusa. Ella me dejaba hacerlo mientras su respiración se aceleraba, le dejé la
blusa abierta y me arrodille frente a ella para tirar del cordón de sus tenis,
con una mirada me comprendió y levanto uno a uno los pies para que pudiera
dejarla descalza, cuando volví a subir retiré la blusa por completo y pasee las
manos por su cintura, ella cerró los ojos y me dejaba tocarla sin vergüenza,
si, me deseaba tanto como yo a ella. Esto iba a ser grandioso…
Cuando
me acerque para besar su cuello sus manos atraparon mis mejillas y sus ojos de
clavaron en los míos.
- entonces…
¿El gran Hyde esta celoso de la pantalla de mi teléfono? y pregunta al menos mi
nombre antes de llevarme a la cama… Aunque para cuando vuelvas a tu país no te
acuerdes – murmuró mirándome fijamente, se veía molesta y eso me encendió mas.
La guerra de poder en la cama comenzaba ahora… Genial.
- Si
quieres que sepa tu nombre… solo dímelo.
-
No, si a ti te importa saberlo pregúntame – me respondió con reto en el tono de
voz. Comenzaba a gustarme el juego, tímida y nerviosa primero… pero también
tenía garras y sabía donde sacarlas. Interesante mujer…
-
Bien, ¿Cómo te llamas? – me rendí ahora curioso de verdad por saber el nombre
de quien se atrevía a retarme de esa forma, pero la sonrisa que me dirigió me
atravesó la mente como una cuchilla, dios… Esta chica estaba sacando lo peor de
mi con cosas tan pequeñas, debería tener mejor control de mi mismo.
-
hmm… jugaré a ser Hyde, no te diré nada – me responde dejándome ido unos
segundos.
Oh cariño… te haré llorar en la cama si me
retas así…
Jadeo
ante la ola de excitación que su respuesta envía a mi cuerpo y atrapo sus
caderas para pegarla a mí mientras mis labios recorren su cuello y suavemente
hundo el rostro entre sus cálidos pechos. Huele bien…
Muerdo
su piel disfrutando los jadeos y pequeños sonidos que salen de su boca y voy
dejándola desnuda. Sus manos no han estado tranquilas tampoco, sus dedos han
jugado con mi piel, con mi cabello, me han dejado sin camisa… Y se siente
malditamente bien. Le sonrío mientras mando yo mismo mis jeans al carajo junto
con mi ropa interior, la visión de su cuerpo desnudo me ha puesto tan duro que
necesito tenerla pronto o explotaré. Bajo desde su cuello con besos hasta
arrodillarme frente a ella, la miro a los ojos y tomo una de sus piernas y la
coloco en mi hombro. Ella jadea ante la expectativa y enreda sus dedos en mi
cabello de forma ansiosa, es obvio que imagina mis intenciones. Así que
mientras mis manos aprietan el firme par de nalgas que todas las chicas de este
país parecen tener, mi lengua, mis labios y hasta mis dientes comienzan esa
deliciosa tortura entre sus piernas. Mis labios en los suyos, mi lengua en el
pequeño botón del placer oculto entre ellos. Su aroma es excitante y sus manos
apretando mi cabello mientras su boca saca el placer que se acumula en ella en
forma de gemidos, me encantan, no me limito al saborearla y ella no se
avergüenza de gemir y retorcerse de placer.
En
cierto punto, sus dedos tiran de mi cabello con fuerza y puedo sentir su
orgasmo contra mi lengua, lo saboreo por completo y sin esperar ni un segundo
me pongo de pie para tomarla de los muslos y ahí mismo contra la pared la
levanto y me clavo en su interior de un golpe. Ella grita pero no se queja, sus
rodillas se aprietan a mis costados y sus dedos tiran de mi cabello nuevamente,
esta vez haciéndome lanzar la cabeza hacia atrás. Comprendo sus intenciones
cuando sus dientes se hunden en la piel de mi cuello. La dejo marcarme sin
saber porque mientras uso toda la fuerza que puedo de mi pelvis para hundirme
en ella una y otra vez, sin piedad, sin darle un respiro, aunque ella no parece
necesitarlo, al contrario. Pocos minutos después soy yo la victima de uno de
los besos mas sensuales que he recibido en mi vida mientras sus caderas chocan
contra las mías en movimientos salvajes y desmedidos, ya no se quien tiene aquí
el control, pero lo estoy disfrutando como nunca.
Después
de largo rato en aquella intensa danza llena de sudor, saliva y humedad entre
nuestros cuerpos ambos alcanzamos el orgasmo de forma increíble, giro para
avanzar un poco sin soltarla y la dejo caer en la cama para poder tirarme yo
mismo a su lado. Las respiraciones de ambos son un desastre. Me quito el
cabello del rostro para poder ver mejor a mi acompañante, su cuerpo brilla por
el sudor, mis manos están marcadas en la piel de sus piernas y su largo cabello
oscuro y húmedo esta pegado en todas partes de su cuerpo y rodeándola entera.
Maldita
sea… quiero irme sobre ella de nuevo.
Y lo
hago.
La
giro y mirándola a los ojos me meto entre sus piernas, ella tira de mi cabello
hacia ella y nuestras lenguas imitan a nuestros cuerpos volviendo a sumergirnos
en un frenético baile en el que me siento en el cielo. Sus piernas rodean mi
cintura y me aprietan a su cuerpo, sus brazos recorren lo que quieren de mi
figura, de mi rostro. Todo es tan intenso que no duramos demasiado, gritamos
juntos y nos quedamos quietos, solo en ese momento recuerdo que no usamos
protección. Maldigo internamente pero sus dedos colándose entre las hebras de
mi cabello me distraen, levanto la mirada y me encuentro con su sonrisa satisfecha
y divertida.
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