domingo, 10 de septiembre de 2017

PIEZAS


Sentí de pronto el roce de su lengua conforme el beso se iba haciendo más y más profundo, había comenzado con un pequeño juego que se volvió peligroso lentamente, mientras el alcohol inundaba mis sentidos y a cada gota un poco más mi cuerpo, la inhibición y el descaro aparecían a la par que la razón se dormía y los instintos me cegaban. Yo confiaba en el, era mi amigo, uno muy cercano con quien coqueteaba en broma y a quien adoraba secretamente. Pero mis juegos y miradas coquetas no eran iguales si estábamos ebrios, no si su cuerpo una vez perdida la capacidad de fingir, había dejado salir a flote cuánto era el deseo que sentía por mi. Y yo, perdido como estaba, dejaba felizmente que las manos que me tocaban continuarán su camino a través de mi ropa buscando sierres, botones, broches o lo que fuera que la mantenía en su lugar.

- Quédate quieto…

- Ah… es difícil cuando no dejas que respire – mi réplica le saco una sonrisa divertida

- Siempre encuentras la forma de que sea mi culpa… hum – le vi cerrar los ojos y hundir el rostro en mi pecho para morder uno de mis pezones sobre mi fina playera

- Oh…

- ¿Cómo mierda encuentras ropa tan difícil de sacar? 

- No es mi culpa que seas tan bruto que no puedas hacer…¡ah! – una mordida más fuerte interrumpió mi insulto para hacerme soltar aquel vergonzoso sonido que me hizo sonrojar y a él… reír. Como amaba reírse de mí y mi grosera forma de responderle a todo mundo. Le miré con reproche pero dejé que me sacara la playera, no estaba del todo consciente de lo que estábamos haciendo, pero no me sentía mal tampoco, así que no intente detenerlo.

- La alfombra es incómoda… - dijo de pronto desde mi ombligo donde jugaba con la lengua haciéndome jadear y en lo que me pareció un parpadeo tomó mis caderas para lanzarme sobre el sillón y subirse en el y entre mis piernas desde donde me miró sonriente

- Bruto…

- Si… cállate ya – murmuró con la mirada concentrada en el botón de mis pantalones, lo abrió con lentitud con los dedos de una mano mientras la otra paseaba sobre mi vientre, por una vez le hice caso y cerré la boca. Estaba tan perdido observando lo hermoso de sus finas facciones y lo masculino que era al mismo tiempo que no me di cuenta cuando termino de sacarme el pantalón dejándome desnudo. Como era usual, no llevaba ropa interior y aquello le divertía, podía verlo en la sonrisa que se dibujo fugazmente en su rostro antes de lanzarse sobre mis labios nuevamente.

Había estado desnudo frente a él muchas veces, pero no era igual, mi cuerpo estaba pendiente de cada roce que sentía de el mientras mis ansiosas manos tiraban de su ropa y las suyas se debatían entre tocarme más o aprisionar mi cintura contra el sillón para mantenerme en donde el quería que estuviera… finalmente también estuvo desnudo. Me miró con seriedad haciéndome sentir el tacto de su excitación contra una de mis nalgas. Pasé saliva al darme cuenta que yo estaba igual. El juego se había terminado junto con nuestra amistad…



-o-



- Yyyyyyyya-chan – canturreé acercándome a el de forma coqueta después que la jornada del día terminara y me senté en sus piernas divertido, el me rodeó con los brazos riendo ante mis conductas de niña de escuela descarada

- ¿Qué quieres está vez? – me preguntó sabiendo que cuando me comportaba de esa forma era porque quería algo, generalmente lo arrastraba a los restaurantes de la ciudad sobre los que había escuchado buenos comentarios. Pero en esta ocasión era diferente, aunque si tenía que ver con comida – ¿qué restaurante abrieron ahora? – cuestionó rodando los ojos.

- Ninguno… bueno…- me mordí el labio mirándolo adorablemente haciéndole rodar los ojos 

- ¿Donde es?

- Es a domicilio… pensaba que podíamos beber en mi casa y… ¿pedir? 

- ¿Y yo porque tengo que estar ahí?

- ¡Porque es aburrido si lo hago yo solo! – le repliqué de inmediato, odiaba beber solo, en especial si era en mi casa y en la noche.

- Bien, pero tú pagas

- ¡Oye!

- ¿Qué? Siempre me haces pagar a mi, tú quieres comer y beber, tú pagas – me guiñó y mordió un hombro 

- ¡Ya-chan! – lo empujé para que me soltara y me levanté “ofendido” de su regazo – ya vámonos, no quiero que cierren antes de que pueda pedir. La idea de comida deliciosa y nueva, un buen licor y una noche de risas me gustaba mucho, en realidad llevaba emocionado todo el día con la idea y estaba feliz por el simple hecho de que fuera hora de irnos.

Durante el camino a casa, nos detuvimos en un Konbini por algunas cervezas, vino y una botella de whisky, pensé en que era demasiado alcohol para dos personas cuando cargue las bolsas al auto, suspiré, era tarde para arrepentirme y de todas formas no teníamos que beberlo todo, ¿no?

En cuanto llegamos a mi casa, Sakura se tiró en mi sillón a servir dos copas de vino mientras yo pedía la comida y en cuanto colgué me miró divertido

- ¿Qué hacemos ahora?

- Esperar por la comida Ya-Chan – respondí rodándole los ojos por su pregunta tan obvia, o eso me parecía a mí, pero el brillo de maligna diversión que atravesó su mirada me indicó que el de la respuesta tonta era yo al no entender a que se refería – oh… hum… ¿quieres jugar cartas?  Compré un paquete nuevo hace poco

- Suena bien – aceptó aún sin dejar la expresión que me dejaba saber que pensaba en algo como “pequeño tonto” con la que me miraba.

- Bien – le saque la lengua y fui a mi habitación por el entretenimiento, lo encontré de inmediato, lo había dejado sobre una silla sin sacar ni la bolsa de la tienda. Caminé de vuelta a la sala mientras abría el paquete y en cuanto llegué lo lancé a su regazo para que barajara y repartiera mientras yo me sentaba frente a él. Comenzamos a jugar de forma convencional lo que se hizo aburrido demasiado pronto para dos cabezas que estaban entrenadas para pensar demasiado en cosas más profundas que la estrategia para vencer al otro, iba a sugerir que nos detuviéramos cuando sus ojos me miraron con malicia - ¿Qué se te ocurrió ahora?

- Oh nada… sólo en quizás… hacerlo un poco más interesante… 

- Hum… - su tono me dejaba saber que aquello se pondría peligroso si aceptaba, pero el nunca me lastimaría aunque sin dudarlo me haría hacer cosas vergonzosas si yo lo permitía

- ¿Miedo? – sonrió con burla mirándome e interrumpiendo mis pensamientos con un claro reto en la voz

- ¿ de tus ideas? Siempre, pero acepto

- Bien, cada carta que perdamos… es un shot – propuso serio

Suspiré, aquello iba a terminar muy mal, pero estábamos en mi casa, confiábamos en el otro… bien, ¿Qué podía pasar? 

- Hecho – sonreí y le observé repartir con mirada maliciosa lentamente. Comenzamos sin reservas a atacarnos, ambos éramos malos perdedores así que no fue raro que buscáramos la victoria desde el principio, se sentía la tensión de nuestra negativa a perder, pero una tensión agradable de la que se siente cuando te diviertes. Y yo siempre me divertía con el. Más de lo que me daba cuenta de forma consciente.cartas iban e iban al monte de las pérdidas y con ello vasos y vasos de pequeñas cantidades de alcohol, pensé entonces que lejos de haber comprado demasiado, había sido muy poco, al menos para el ritmo que llevábamos. Resultaba perfecto que la comida llegaría después para ayudarnos a despejarnos un poco de las consecuencias de nuestro consumo etílico de la noche.

Pasada media hora de que iniciamos el juego entre derrotas y victorias por parte de ambos cuando al fin tocaron a la puerta. Era hora de comer algo y vaya si nuestro estómago lo necesitaba.

- Hagamos pausa para cenar – le dije arrastrando un poco las palabras una vez que hube abierto la puerta para pagar y recibir el pedido, olía delicioso, Sakura de inmediato hizo espacio en la mesa sin decir nada, lanzando cosas al suelo con nada de delicadeza como era su costumbre. Deje los recipientes desechables frente a él y fui a la cocina por cubiertos y platos. Mientras hurgaba en los cajones de cubiertos escuche algo de música que venía de la estancia, sonreí para mis adentros tomando lo necesario y volviendo.

- Prefiero no escuchar tu forma de comer – Sakura sonrió de la forma en que yo conocía que sonreía cuando intentaba molestarme, le lance un tenedor en respuesta y le saque la lengua 

- Idiota

- Tragón

- Al menos se me quita comiendo… 

- Por un par de horas – terminó mi frase y ambos nos reímos mientras me sentaba frente a él y comenzábamos a comer. Como siempre devoré sin parar un poco de todo, estaba delicioso y caía bien en mi estómago luego de tanto alcohol. Los silencios entre ambos eran bastante cómodos en especial porque rara vez lograba sostener una conversación si estaba comiendo. Menos si tenía tanta hambre como en ese momento. Misma razón por la que terminamos pronto 

- ahhh… delicioso… - suspiré juntando los restos de mi plato con el tenedor para llevar el último bocado a mi boca

- Lo estuvo… - aceptó sirviendo vino para ambos y esperando a que yo terminara de masticar para comenzar a hacer a un lado todo

- ¡Oye!, no lo amontones ahí – me queje al verlo dejar todo en el suelo a un lado del sillón 
- Si recogemos ahora sólo servirá de excusa para huir del juego

Bufé pero no insistí, no era como que yo fuera muy ordenado de todas formas y ver a Sakura ebrio sería una buena recompensa, siempre era divertido verlo caminar en curvas y chocar con todo lo que pudiera antes de llegar a donde quisiera moverse. En pocos minutos teníamos nuevamente el juego en la mesa y los vasos llenándose sin parar. Cuando el sabor del licor comenzó a perderse en mi lengua para sólo pasar a mi estómago sin disfrute alguno me di cuenta que estaba ebrio, la pérdida de los sentidos era siempre una señal. Media hora más tarde ninguno entendía ya que estábamos jugando, cuando el cerebro deja de razonar es complicado llevar cuentas o comprender reglas… en especial de los complicados juegos con que nos gustaba retarnos.

- Ya no puedo… solo bebamos… - me quejé dejando las cartas a un lado, la cabeza me daba vueltas y pensar era complicado.

- No… terminemos este… - me respondió divertido – el que pierda…

- ¿Hm? – Le mire con ojos algo perdidos pero intentando concentrarme en lo que decía, su mirada prometía - ¿Qué?

- No se… pongamos un castigo… - fue evidente que no tenía ya la entereza suficiente de pensar en algo por si mismo, “fin del juego”. Me levanté para ir a sentarme a su lado y reír al caer junto a él.

- ¿Castigo?¿acaso somos chicos en la escuela esperando terminar sin ropa? – pregunté sonriente 

- Esos chicos se divierten mucho con eso – rió conmigo pero lejos de insistir, dejó las cartas a un lado y me miró apoyarme en su hombro para acercar su rostro al mío – Hide…

- ¿Si? – respondí cerrando los ojos, me sentía algo perdido y realmente me costaba poner atención. Después de varios segundos de silencio de su parte, mis párpados se despegaron un poco buscando el motivo y le atrapé mirándome fijamente demasiado cerca - ¿me salió un grano o que?

- Hm… - sonrió negando sin responderme mientras sin pensarlo mucho atrapaba mi mejilla con una mano y pegaba sus labios a los míos. Me sorprendí no más de un segundo antes de dejarme llevar, sus labios se sentían bien… y no podía negarme a mi mismo que muy en mi interior llevaba deseando aquel contacto mucho tiempo. Siempre pensé que mi atracción por el era bastante evidente y el nunca me había rechazado así que estaba seguro de que yo le atraía también. Me acomodé para amoldar mejor nuestros labios y el respondió pegándose más a mi y profundizando el beso. Como es natural con la combinación de contacto físico, atracción y alcohol… nos saltamos el momento de reflexión y llegamos pronto al instinto. Era sorprendentemente fácil no pensar en lo que hacía si no, en lo bien que se sentía y para cuando terminados desnudos en el sillón… no tenía ninguna duda de que era lo que más deseaba que sucediera. Y por la forma en que sus ojos me comían estaba seguro que el tampoco.

Sakura tenía la mala costumbre de nunca pedir permiso… y en nuestra situación, cuando metió la cabeza en mi cuello y sentí un dedo deslizarse dentro de mi, comprobé que ni el alcohol le hacía cambiar un poco.

- Hmmm – su dedo se movió sin tapujos mientras su lengua delineaba mi cuello hacia mis labios, la excitación y el placer me impedían usar la cabeza, era mi amigo… era… lo que deseaba más que nada en el mundo en aquellos momentos – ah… mierda… 

- Siempre pensé… que tu piel sería deliciosa… pero esto es mejor que mis pensamientos

- ¿Qué? Ahh… - otro dedo… besos que callaban mis quejas o preguntas. No era momento de respuestas, era momento de sensaciones y pronto yo no pensaba en más que en mis manos en su espalda, mis piernas en sus caderas y sus labios sobre los míos. No me importaba nada excepto dos cosas, lo deseaba y me deseaba. Lo demás podía irse a la mierda. 

La intensidad de su mirada cuando se encontró con la mía me mantuvo prendado de su rostro mientras se deslizaba dentro de mi de forma suave y firme, sin dudas, Sakura no dudaba nunca si quería hacer algo, saber que tenerme era parte de sus deseos me provocaba una satisfacción tan grande que la incomodidad se me olvido apenas comenzó a moverse. Los sonidos de nuestros cuerpos chocando y resbalando por el sudor sólo lograban excitarme más y los sonidos que salían sin remedio de lo más profundo de mi ser sólo lograban excitarlo más a él, lo sentía en la fuerza de sus caderas contra mi cuerpo.

- Ah ay… bruto… - me quejé por un movimiento descuidado de su parte, pero no intenté moverme, lo que menos deseaba en ese instante era que Sakura se detuviera, lo necesitaba… mucho.

Pensar en cuanto me necesitaba el a mi me hacía soportar y disfrutar sin miramientos sus fuertes movimientos, si… sexo con Sakura… sería mi mayor mentira negar que una parte de mi lo deseo desde la primera vez que mis ojos se pusieron en el, ahora era mío… al menos en esos momentos. Lo fue más cuando mi interior estuvo tan húmedo que pudo moverse con mayor velocidad haciendome gritar y retorcerme debajo suyo de placer, el calor creciente en mi entrepierna y la tensión de mis músculos comenzaron a crecer hasta que la explosión llego inevitablemente, me perdí tanto en el orgasmo que apenas si noté cuando la fuerza con que me embestían crecía y sentir el tibio líquido que me llenaba profundamente me tomó por sorpresa. Una que se reflejó en mi mirada mientras me encontraba con aquellos ojos oscuros que me observaban fijamente 

- Ah… estás…

- Bien… estoy bien – murmuré apenas mientras mis pulmones volvían a acostumbrarse a recibir aire de forma normal y mi cabeza ahora sí, comenzaba a tomar nota de lo que estaba pasando y acababa de pasar. Mi hilo de pensamientos se interrumpió al sentirlo salir de mi cuerpo, una pequeña molestia me hizo poner una mueca y soltar una pequeña queja, pero nada demasiado grave. Aún así sentí un beso en la mejilla a modo de disculpa y como su cuerpo se apartaba del mío para que pudiera levantarme. 

Nos acomodamos en silencio largo rato, dando pequeños sorbos a nuestras bebidas sin atrevernos decir nada, ambos sabíamos bien que habíamos cruzado la línea, que nuestros coqueteos juguetones no eran nada más que bromas antes, pero a partir de ahora…

- Hide… 

- Mm… dime… - murmuré temeroso, pero cuando sentí sus brazos rodearme y atraerme hacia el me calmé y acomodé en su hombro 

- Siempre querré más… así que dime ahora si la respuesta será no – me tensé unos segundos tras sus palabras pero… me relajé al darme cuenta de lo que quería decir, me quería… querría más de mi… si, sonaba bien, era mi amigo… mi Yaa-chan… mi Sakura… Mío… y ahora yo era suyo más de lo que fui de nadie jamás.

- Hm… mañana en tu casa… - dije por toda respuesta. Si, nuestra amistad se había acabado… de la única forma en que terminar una amistad no duele.



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